El Via Crucis Morado sorprendió de nuevo a lorquinos y visitantes.
El monte Calvario, un enclave declarado Bien de Interés Cultural (BIC), fue anoche el excepcional escenario de la puesta en escena del vía crucis viviente que desde 2016 organiza el Paso Morado.
Este año, de manera inusual por la pandemia, no fue itinerante como se concibió en un principio, sino que se desarrolló en un solo escenario, ante las capillas del Calvario y con un aforo de 1.400 personas, 700 de ellas de pie. Un total de 60 actores dieron vida a los personajes que rodearon a Jesucristo durante su pasión, muerte y resurrección.
El autor del texto, Mariano Llamas, se basó en la tradición del rezo del vía crucis lorquino transmitido de forma oral por los ‘rezaores’ desde el siglo XVIII. La dramatización y el montaje escénico fueron obra del Juan Francisco Ros, director de la compañía del Teatro Guerra.
Hubo escenas de gran dramatismo que se desarrollaron fuera del escenario, muy cerca de los espectadores, como las dos caídas de Jesús durante su subida al monte Calvario. La crucifixión fue sobrecogedora por los juegos de luz que dieron mayor dramatismo a la escena.
Ros dijo, en declaraciones a LA VERDAD, que la compañía espera poder recuperar el formato original en la próxima edición, ya que el de Lorca es el único vía crucis que se celebra en España a lo largo de las 14 estaciones y ofrece la posibilidad de congregar a un mayor número de asistentes. En 2019, casi 5.000 espectadores recorrieron los distintos escenarios de la representación desde la iglesia de San Francisco. Esta vez la limitación de aforo impidió a muchos espectadores habituales acudir al acto.