Conoce mejor al maestro D. Rafael Rosell Cebrián.
Con anterioridad, había sido director de la Banda Municipal de Música de Chiva, Turís, o Godelleta, entre otras, obteniendo varios premios de Dirección y primeros premios con las agrupaciones en diversos certámenes de Valencia.
El uno de agosto de 1975 toma posesión de su cargo como director de la Banda Municipal de Música, en el Excmo. Ayto. de Lorca.
En ese momento, se encuentra con una banda compuesta por músicos funcionarios, contratados y educandos, con una edad media bastante alta, muchos de ellos prácticamente en edad de retiro.
Su labor en Lorca hubo de dividirse en tres bloques: técnico, artístico y pedagógico.
Como jefe de su Servicio, mientras estuvo al frente de la Banda Municipal, impulsó oposiciones internas para que el personal contratado se convirtiese en funcionario de carrera.
También consiguió, más adelante, que algunos de los jóvenes integrantes de la banda fuesen contratados y el resto becados, siendo uno de sus grandes sueños ver a Lorca con una banda profesional.
En el apartado pedagógico, y aunque esta faceta no formaba parte de su cometido (por lo que nunca recibió ningún emolumento), se preocupó de fomentar la academia municipal de música, consiguiendo aunar un numeroso grupo de alumnos para que se realizasen como educandos y constituir la cantera de futuros profesionales de la banda.
Comenzó su andadura haciéndose cargo de las clases de Solfeo, Instrumento, Conjunto coral y Armonía. Estos estudios, sin convalidación, era consciente de que no tendrían futuro, por lo que para ello consiguió que todos sus alumnos fuesen becados y pudiesen recibir clase y certificar sus estudios gratuitamente en el Conservatorio Superior de Música de Murcia.
El Ayuntamiento de Lorca, por su intermediación, costeó un autobús que desplazaba a todos sus alumnos los sábados por la mañana al Conservatorio, donde mostraban todo lo aprendido a lo largo de la semana en la Academia de música a manos del Maestro Rosell.
De esta forma, sus alumnos iniciaban así lo que para la mayoría de ellos ha sido su carrera profesional.
Sobre el año 1980, la Academia Municipal de Música se instaló en el antiguo colegio de San Fernando, hoy sede del actual Conservatorio de Lorca, y con parte de sus alumnos, algunos ya titulados y otros en último curso, ayudándole en las aulas, se amplió la posibilidad de que los hijos de Lorca pudiesen estudiar música sin necesidad de ser miembros de la que preveía fuera la futura banda profesional.
Con esta situación y teniendo en cuenta que otro de los sueños que tenía para Lorca, era la obtención de lograr un Conservatorio, consiguió que los tribunales de Murcia se desplazasen a Lorca, para examinar a todos sus alumnos, con independencia de los que ya estudiaban en la capital. Por eso, podríamos decir que Lorca dispuso de Conservatorio antes de instaurarse el actual.
En la faceta artística, muchos son los cambios que realizó y de forma muy paulatina, pues su transición estuvo limitada sobre todo a la falta de medios que tenía a su disposición y al proceso de aprendizaje que tenía ideado para sus alumnos.
Es posible afirmar que, en tres años, logró que sus alumnos se situasen en los primeros atriles y papeles de la banda. Con ello, sus pretensiones fueron in crescendo, y más arriesgadas.
Desde su llegada a la dirección de la entonces Banda Municipal de Música, inició un cambio en el repertorio. Obras modernas, tanto nacionales como extranjeras, bandas sonoras de películas, adaptaciones, suites, etc… comenzaron a ser escuchadas en Lorca.
Instauró el ciclo de conciertos primavera-verano, ciclo de conciertos de la feria de Lorca, festivales de bandas de música en Lorca y, como consecuencia, la asistencia de la Banda Municipal por toda la provincia; ciclos de conciertos pedagógicos en los institutos y colegios de Lorca, conciertos en las residencias de ancianos, conciertos con instrumentos modernos, con el Orfeón Fernández Caballero y otros coros de Lorca, sin contar con todos los actos que se llevaban a cabo en las pedanías de nuestra ciudad.
Formando una perfecta simbiosis con el poeta lorquino Pedro Guerrero, que puso la letra, y la música (basada en el toque de los ministriles de Lorca) el Maestro Rosell, crearon el Canto a Lorca, estrenándose en un concierto en la feria grande, acompañados por varias de las corales existentes en aquella época en la ciudad. Esta exaltación, música y letra, fue considerada durante muchos años como himno oficioso de Lorca. Aún hoy, algunos lorquinos recuerdan y cantan la obra, como se pudo comprobar en el homenaje que se le hizo al maestro Rosell años atrás.
Todo ello obtiene sus resultados (aparte de los éxitos académicos obtenidos por sus alumnos) con la interpretación del estreno mundial del Concierto de Aranjuez, con Narciso Yepes a la guitarra, en la versión de banda y guitarra. Su transcripción la realiza el propio Rafael Rosell a petición de Narciso Yepes. En palabras del guitarrista, una adaptación magistral y una preparación de la banda excepcional, siendo aquel concierto todo un hito en la historia de la música de Lorca.
El siguiente año, la banda interpretó el IV Concierto del Concierto para piano de Beethowen en adaptación de Rafel Rosell para banda, con el concertista y catedrático Fernando García Escobar.
La adaptación del Concertino, de Salvador Bacarrise, para guitarra y banda con Yepes era el futuro proyecto que se quedó a medias por el fallecimiento del maestro Rosell.
¿Qué aportó a nuestra Semana Santa?
Su funeral, oficiado en la excolegiata de San Patricio, fue una verdadera manifestación de agradecimiento. Un dato significativo podríamos encontrarlo en el altar mayor, y es que todas las banderas de las cofradías de Lorca estaban allí, como muestra de admiración y respeto, con tratamiento propio de presidente. Todos los Pasos presentes, y el sentir de Lorca acompañando al Maestro.
Cuando un hecho así ocurre, no es por algo circunstancial sino como reconocimiento a una tarea de entrega y cariño por una pasión. Pasión que intentaré mostrar a continuación.
Cuando D. Rafael llegó a Lorca, desconocía la magnitud de nuestra Semana Santa, por esta razón se dejó aconsejar por lo músicos más veteranos.
La Banda Municipal era contratada por las cofradías y se dividía en dos grupos, formando las bandas blanca y azul. Por esta razón y según mandaba la tradición, el director pasó a formar parte de la banda blanca. Sin embargo, el director valenciano nunca se decantó por cofradía alguna, poniéndose a disposición de todas las cofradías, como así demostró.
- Rafael comentaba, pasada su primera Semana Santa, que no salía de su asombro ante tanta belleza representada. Finalizada su segunda participación, al año siguiente y más instruido en materia, inició lo que consideró más oportuno para Lorca y su Semana Santa, presentando sus propuestas:
En primer lugar, consideraba que el coste de la banda era un precio demasiado alto a pagar por Blancos y Azules, cuyos fondos no eran muy boyantes en aquel entonces.
Propuso eliminar los trajes de romano con los que procesionaban las bandas blanca y azul y que pasaran a vestir su uniforme habitual, actuando como Banda Municipal y no como Blanca o Azul. De esta forma, la banda realizaría los mismos actos, pero su coste sería cero, eliminando ese gasto a las cofradías, dejando constancia que esos actos pasaran a formar parte de los actos municipales a realizar por la Banda Municipal en pro de la cultura de Lorca.
La banda seguiría dividida en dos para las recogidas de bandera Blanca y Azul para no cambiar las tradiciones, pero para procesionar en la carrera se uniría nuevamente y desfilaría como escolta de la Virgen titular (lugar establecido en aquel momento para la banda) del Paso que ese día tenía asignada la presidencia de la Carrera.
De esa forma, la banda pasaría por la Carrera con todas las cofradías de Lorca el día de su presidencia sin coste alguno para ellas y pudiendo disfrutar todas de la Banda Municipal de Música de todos los lorquinos.
La idea, inmediatamente aceptada, fue un éxito, recibiendo muy buena acogida por todos los Pasos.
Sin embargo, su colaboración no acababa aquí. Blancos, Azules y Encarnados poseían un himno propio que sonaba en Semana Santa. El Señor Resucitado, también, pero no existía armonización e instrumentación para la Banda Municipal de Música, por lo que no sonaba en Semana Santa.
Paso Morado, Negro y Resucitado hablaron con el Maestro y el resultado fue que compuso un himno para nuestro Paso Morado, Paso Negro y la armonización e instrumentación de la partitura de órgano de la Archicofradía del Resucitado, la única que parecía que había sobrevivido al paso del tiempo. Posteriormente, “apareció milagrosamente” la partitura original, que estaba en manos de un músico de la banda. La música de la Semana Santa de Lorca cerraba el capitulo de los himnos. Todos los pasos de Lorca ya disponían del suyo.
Es evidente que ser agradecidos es de bien nacidos y, así, las cofradías quisieron agradecer todo este trabajo a D. Rafael. Como siempre, el maestro Rosell se negó a cobrar o recibir nada a cambio. Para llegar a un acuerdo y maravillado por los bordados, planteó la idea de que entre todos, bordaran la bandera de la Banda Municipal para que pudiera desfilar y ser la insignia que representara el escudo de la ciudad donde actuase.
La bandera fue amadrinada por doña Chani Espejo, esposa del entonces alcalde, D. José López Fuentes, y fue entregada por todas las cofradías a la Banda de Música en el festival de bandas de la Feria y Fiestas de Lorca, situada para la ocasión en un lugar predominante mientras se interpretaba y cantaba el Canto a Lorca.
Es evidente, que muchas cosas quedan en el tintero y no se han citado, intentando resumir y plasmar tan solo una muestra de todo lo que realizó y consiguió el Maestro en Lorca, sin más medios que sus manos, sus alumnos, los músicos, nuestra cultura y nuestra ciudad.